Conferencia del profesor Fernando Sancho

7 de febrero, 20 horas Ateneo de Mairena

“El planeta devorado: la huella ecológica de Sevilla y su área metropolitana "

Fernando Sancho, profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla. Desde 1982 imparte, entre otras, la asignatura titulada Ecología Aplicada, enfocada a poner en funcionamiento los conceptos teóricos en el campo de la Ordenación del Territorio y la gestión de los recursos naturales. El paisaje es uno de los centros de interés de su actividad investigadora, ya sea desde los aspectos puramente perceptivos y de interpretación, como los relacionados con su cartografía científica o su consideración como valor independiente en los instrumentos de planificación territorial. Ha sido asesor del Plan Andaluz de Medio Ambiente, consultor en la Oficina Técnica de Seguimiento y Recuperación del Río Guadiamar y redactor del Diagnóstico Ambiental del Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla. 

La huella ecológica de Sevilla. El suelo productivo disponible por andaluz es de 1,76 héctareas, mientras que el suelo productivo que estamos consumiendo equivale a 4,6 hectáreas. Es decir, para ser autosuficientes necesitaríamos multiplicar por tres la superficie regional, y dos de estas andalucías tendrían que estar deshabitadas porque si crece la población también lo hace el consumo. Como explica el profesor Sancho, que ha sido uno de los autores de estos cálculos de huella ecológica, el sistema sigue funcionando, a pesar de todo, “porque si necesitamos mucho territorio para satisfacer nuestras necesidades y no lo tenemos en nuestra región, nos apropiamos de territorio en otras partes del mundo y, al mismo tiempo, vamos deteriorando los recursos propios y explotándolos por encima de sus posibilidades”. Mantenemos nuestras tasas de consumo porque dilapidamos nuestro capital natural (talando bosques o esquilmando pesquerías, por ejemplo) y, al mismo tiempo, aprovechamos el territorio productivo de otras regiones, en muchos casos manteniendo una tendencia comercial desequilibrada. Los cálculos son aún más preocupantes cuando se trasladan a sectores de la comunidad autónoma donde se concentra la población y la actividad económica. Por ejemplo, cuando se analizó la “huella ecológica” de Sevilla y su área metropolitana, con datos de 1996, se llegó a la conclusión de que esta pequeña parcela del territorio andaluz necesitaría multiplicar por 11 su extensión para poder satisfacer, de manera autosuficiente, las necesidades de sus habitantes. Aunque en este caso no se haya actualizado el cálculo, no es difícil imaginar que el desequilibrio ha continuado aumentando a pasos agigantados.