11 aciertos del movimiento contra el TTIP
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19 abr 2015 Tom Kucharz Ecologistas en Acción
El 18 de abril se ha organizado un día de acción en más de 500 lugares del mundo contra el TTIP y otros tratados comerciales. Del 20 al 24 de abril tiene lugar la novena ronda de negociaciones del TTIP en Nueva York. Mientras, en el Parlamento Europeo se está discutiendo una resolución sobre el TTIP.
La negociación de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión entre la Unión Europea y los Estados Unidos (más conocido por sus siglas en ingles, TTIP) suscita cada vez más interés y se ha convertido en uno de los temas más controvertidos en varios países europeos. Cuando comenzaron las negociaciones del TTIP en 2013, las elites de las grandes potencias creían poder negociar a espaldas de la sociedad un tratado que supondría un antes y un después en la vida de las mayoría sociales. Pero se equivocaron. El mundo había cambiado. A raíz de la crisis financiera-económica de 2007/08 hay una quiebra de confianza en la economía vigente.
Mucha gente ya no se cree el cuento de que la liberalización de los mercados es automáticamente “bueno para todos”. Inclusive la prensa del poder financiero, como The Economist, reconoce: “Uno de los negociadores americanos dice que ha aprendido a no prometer a los Europeos que el TTIP generará empleos y crecimiento; nadie se cree eso” A raíz del estallido de la burbuja financiera –y en nuestro caso de la burbuja inmobiliaria- se ha extendido un miedo difuso, de haber sido entregado al mercado global que se asocia a la comida tóxica, los empleos precarios, salarios con los que no se llega a fin de mes o la pérdida de ahorros por inversiones especulativos de los bancos.
Fue gracias a la oposición social y política -sin precedentes en negociaciones comerciales de este tipo- que se este rompiendo el silencio mediático sobre el TTIP, y cada vez se encuentre más información sobre los peligros que dicho tratado conllevaría. Aquí diez pinceladas de cómo lo hemos conseguido.
1. Denunciar el secretismo, la falta de democracia y filtrar documentos a medios
Desde muy al comienzo de las negociaciones los movimientos sociales dieron la voz de alarma, se han organizado con mucha eficacia y coordinado a nivel europeo y transatlántico. En condiciones totalmente desfavorables –sin apenas recursos económicos, cero conocimiento público del tema y el poder político a favor del “libre comercio”- han sacado el TTIP de las reuniones secretas a la calle.
El secretismo ha jugado, en este caso, a favor de la campaña. Cuando más tapaban el asunto, más fácil era hablar de él. Partidos políticos se rebelaron contra la opacidad de los gobiernos y el despotismo de la Comisión Europea, y denunciaron la vulneración de normas jurídicas y el ocultamiento de información.
Se logró burlar la opacidad de los gobiernos y filtrar muchos documentos “clasificados” y todo tipo de información, a través de parlamentarias/os críticas/os, funcionarias/os con conciencia o medios de comunicación. El 13 de junio de 2014 se filtraron, por ejemplo, a través de Filtra.la, documentos en los que se enumeran los servicios que la Comisión Europea está dispuesta a negociar con el Gobierno de EEUU. La televisión pública alemana ARD filtró en verano de 2014 el texto íntegro del CETA. Recientemente, la BBC publicó documentos similares.
Una de las recetas de éxito en la campaña de Alemania ha sido la mezcla entre suministrar información a los medios e interpretarla para periodistas quienes se aprovecharon de ello para informar del tema, sobre todo porque la Comisión Europea y los ministerios no contestaban muchas preguntas.
Con ello se consiguió que trascendieran las críticas por la falta de transparencia, participación pública y acceso de parlamentarios a los documentos de la negociación. Para salir del paso ante las crecientes denuncias -incluyendo una investigación de la Defensora del Pueblo Europeo y quejas de casi todo el arco parlamentario –, la Comisaria de Comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmström, se vio obligada a poner en marcha una “iniciativa de la transparencia” y llegó a reconocer “errores” ante los medios de comunicación por la decisión de mantener secreto el mandato de la UE.
2. Estar en la calle y crear herramientas sencillas que permiten estar en muchos lugares al mismo tiempo
Desde verano de 2013 ha habido innumerables eventos, charlas, jornadas y debates anti-TTIP en pueblos y ciudades en toda Europa. El Día de Acción contra TTIP el 11 de octubre 2014 contó con 1.100 actos de protesta en 22 países (marchas, reuniones y mesas de recogida de firmas), involucrando a muchos miles de personas. Las numerosas y diversas acciones organizadas ese día ha sido una señal de la brecha cada vez mayor entre el poder político y la ciudadanía en relación con la política neoliberal de la UE.
En julio del 2014 un grupo de 250 organizaciones de una veintena de países presentó la Iniciativa Ciudadana Europea sobre CETA y TTIP (https://stop-ttip.org) con el objetivo de empezar la recogida de firmas dos meses más tarde. La Comisión rechazó el registro de la recogida de firmas argumentando que sólo se podría admitir una Iniciativa Ciudadana Europea positiva a favor de tratados comerciales, pero no en contra. No obstante, la recogida se empezó a llevar a cabo como “Iniciativa Ciudadana Europea –Autoorganizada” y en un tiempo récord de dos meses se alcanzó el millón de firmas. Especialmente activas fueran las campañas anti-TTIP en Alemania, el Reino Unido, Austria y Francia. La coalición Stop TTIP presentó el 10 noviembre del 2014 una demanda contra la Comisión Europea ante el Tribunal Europeo de Justicia por no haber registrado la iniciativa. El día del cumpleaños del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se le entregó un “regalo” con 1,5 millones de firmas.
3. Acciones de desobediencia que involucren a actores diversos
El 19 de diciembre de 2014 la alianza belga D19/20, de sindicatos, organizaciones agrarias y ONG, bloqueó simbólicamente las instituciones europeas en Bruselas con ocasión de la cumbre de los jefes de Estado de la UE para exigir el fin de la austeridad y la negociación del TTIP. Por miedo a coincidir con los bloqueos, los líderes del Consejo optaron por desconvocar la segunda jornada de su cumbre.
Unos meses antes y a diez días para las elecciones al Parlamento Europeo, también en Bruselas, 281 personas fueron arrestadas en una cadena humana, –entre ellas parlamentarias/os- por manifestarse pacíficamente contra la celebración de una reunión de la patronal europea BusinessEurope sobre el TTIP. La represión policial generó una lluvia de críticas desde la opinión pública lo que ayudó a difundir el tema de la protesta.
4. Descentralización, diversidad, confianza e internacionalismo
En este momento, hay campañas nacionales en resistencia al TTIP en 25 países europeos. Existe un buen nivel de coordinación a nivel europeo y la sociedad civil organizada en Estados Unidos y Canadá, y se planifican conjuntamente estrategias, presión política y movilizaciones. Ha habido debates muy críticos sobre TTIP y el tratado entre la UE y Canadá (CETA, por sus siglas en inglés) en los parlamentos territoriales, mientras que muchos municipios y regiones ya están declarando zonas “libres del TTIP/CETA” en países como Francia, Bélgica, Alemania, Austria, Reino Unido y el Estado español.
Una clave: trabajar con las organizaciones en EEUU y Canadá, y entender la campaña contra el TTIP como una lucha de solidaridad con la gente afectada por el mismo sistema de explotación. Por ejemplo, al resaltar los impactos de la extracción del gas de esquisto –con fracking- sobre la población estadounidense o hablar de la falta de acceso a la sanidad en EEUU.
5. La oposición al TTIP ya no viene sólo del movimiento antiglobalización
El congreso de delegados municipales (Städtetag – algo parecido a la Federación Española de Municipios y Provincias-FEMP) así como numerosos gobiernos regionales de Alemania y Austria argumentan que el TTIP amenaza su gestión pública de agua y autoridad en la gestión de servicios sociales, entre otros asuntos. Sindicatos explican con detalle por qué en un mercado común ganan automáticamente los que cumplen con menos estándares y temen la profundización de una competición injusta. Al mismo tiempo, instituciones tan diferentes como el Parlamento francés, el parlamento de Bavaria –con mayoría ultra-conservadora-, el canciller Austriaco, la radio-televisión pública alemana ARD/ZDF, la asociación alemana de pequeñas y medianas empresas, la Asociación Europea de Operadores Pública de Agua “Aqua Publica Europea” se han posicionado públicamente en contra de los tribunales de arbitraje privados que el TTIP incluiría.
6. Del impacto mediático al impacto político
En Alemania, la campaña Stop-TTIP es especialmente activa. No pasa un día en el que no haya algún acto sobre el TTIP. Ruedas de prensa llenas, amplia cobertura en medios, incluso en los programas de televisión de máxima audiencia y protestas en la calle, como por ejemplo la manifestación “Wir haben es satt” contra la agricultura industrial en Berlín, a la que asistieron más de 50.000 personas.
Las campañas han conseguido profundizar las contradicciones políticas. Con la llegada de las elecciones europeas (mayo 2014), en Alemania, por ejemplo, el TTIP se convirtió en un tema electoral. Se logró que los partidos socialdemócratas estén internamente divididos y que haya un debate muy vivo sobre los tribunales de arbitraje, mientras que la Izquierda Unitaria Europea y los Verdes lideran la oposición parlamentaria contra el TTIP. Los tiempos electorales – luego vinieron las elecciones en EEUU (noviembre 2014)- han ahondado en algunas diferencias tácticas –no sustanciales- entre la UE y EEUU, por ejemplo a la hora de abordar el tema de los servicios financieros , los estándares ambientales y la compra pública. Barack Obama, por ejemplo, no podía sacrificar –aun- temas sensibles, como leyes de compra pública local (Buy American Act) o de regulación bancaria (Dodd-Frank Act) que hubieran provocado el malestar de gobiernos federales y de su propio Partido Demócrata motivando conflictos internos y pérdida de votos.
Todo ello ha generado tensiones en la Gran Coalición entre CDU y SPD, y el ministro de economía y presidente socialdemócrata, Sigmar Gabriel, tiene que emplearse a fondo para pacificar la oposición en la SPD al TTIP. Una encuesta del Eurobarómetro, publicado el 19 de febrero de 2015, señala que en Alemania un 41% se opone al acuerdo, 39% está a favor y 20% no tenía posición. Austriacos y luxemburgueses eran igualmente escépticos, con el 53% y el 43% de los encuestados contra TTIP respectivamente. En uno de sus primeros discursos sobre TTIP como nueva Comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström reconoció que hoy existe “más preocupación pública acerca de las negociaciones comerciales que en cualquier momento de los últimos tiempos.”
7. El uso inteligente de las redes sociales
En las redes sociales el éxito del movimiento es aplastante. Es tal la crítica en Internet que el Consejo Europeo y la Comisión Europea han tenido que elaborar diferentes estrategias de comunicación para contrarrestar la movilización virtual, pero siempre van a rebufo de las tormentas en Twitter que han conseguido desenmascarar el TTIP. En Alemania, por ejemplo, durante los momentos de mayor intensidad del debate público sobre TTIP, el 93% de los medios online –incluyendo Twitter, Facebook, blogs y periódicos- recogían mensajes críticos con el TTIP. La UE, la Embajada EEUU y diferentes asociaciones empresariales han llegado a ofrecer subvenciones para proyectos que hagan campaña a favor del TTIP. “¿Estás a favor de TTIP y enojado por la cobertura negativa que está recibiendo? Envíanos tus ideas y nosotros te apoyaremos” decía un mensaje en Twitter de la Embajada estadounidense en Berlín.
8. Dilatar el proceso
La Comisión Europea ha tenido que posponer en varias ocasiones la fecha del “cierre” del tratado que no ha ayudado a mejorar su credibilidad. “Las protestas online retrasan el plan de la UE para un acuerdo con EEUU” titulaba la agencia Reuters una noticia de noviembre de 2014. Bruselas tuvo que “aparcar” temporalmente la negociación del capítulo sobre la protección de la inversión en el TTIP. El sistema jurídico privado de arbitraje, conocido como “mecanismo de solución de controversias entre inversor y Estado” (ISDS, por sus siglas en inglés) es uno de los temas más polémicos y un quebranta cabeza para la UE. Ello se debe, en buena parte, a la creciente oposición de organizaciones agrarias, ecologistas y de consumidoras/es, académicos, sindicatos, el mundo de la cultura y colectivos anti-globalización, que han denunciado los graves impactos del ISDS sobre la capacidad de los gobiernos para regular. A mucha gente indigna que este mecanismo permite a empresas transnacionales eludir los sistemas judiciales nacionales y desafiar medidas de protección sanitaria o ambiental de parlamentos y gobiernos cuando ven “socavadas” sus ganancias.
Los impulsores del TTIP están empezando a estar asustados, las negociaciones transcurren mucho más lentas de lo previsto y además encuentran cada vez más oposición en la sociedad. Todo ello ha hecho crecer el escepticismo tanto en medios como entre el poder económico en ambas partes del Atlántico. Las asociaciones de la industria, banca y otros sectores económicos han comenzado a quejarse por la lentitud de las negociaciones y por la falta de entusiasmo y apoyo de los gobiernos. Malmström está desesperada por los líderes de la UE que le presionan por un lado para avanzar con el TTIP mientras bajan el tono ante la opinión pública de sus países.
9. Indignarnos por los súper-privilegios de las grandes empresas
En los últimos años ha crecido en todo el mundo un frente amplio contra ISDS. Para “tranquilizar” a la oposición, la Comisión Europea lanzó el pasado marzo una consulta pública sobre el mecanismo ISDS. A pesar de que las preguntas de la consulta eran extremadamente técnicas, se registró un récord de participación en este tipo de consultas. Cerca de 150.000 personas y entidades han contribuido – el mayor número de respuestas que jamás hubo en una consulta de la UE- lo que muestra la fuerza de la opinión pública sobre el tema. El 97% rechazó la existencia de tribunales de arbitraje en el TTIP y otros tratados similares. También en los EEUU hay un debate crítico. Parlamentarios influyentes, como la senadora demócrata de EEUU, Elizabeth Warren, exigen el abandono de dichas cláusulas, como ocurre actualmente en varios países. El ISDS se ha convertido, gracias al movimiento anti-TTIP, en una piedra tan molesta en el zapato que podría incluso romper las negociaciones.
10. El papel de los sindicatos
Otro efecto muy positivo es que el movimiento sindical en varios países europeos ha salido en oposición al TTIP, con las principales centrales sindicales en el Reino Unido, Alemania, Francia, Austria, Bélgica, Luxemburgo, España, Catalunya y Euskal Herria, Italia y Eslovenia públicamente en contra de la continuación de las negociaciones. Aunque el nivel de conocimiento y de movilización de sus afiliadas/os es todavía muy desigual: en el Reino Unido por ejemplo hay una fuerte implicación de los sindicatos de los servicios públicos, mientras que en otros países hay potencialidades para incrementar la respuesta. Aquí, CGT, LAB, ELA, Intersindical, COAG, la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO, entre otras organizaciones sindicales, están implicadas en la campaña #NoalTTIP.
Queda por ver el papel de los sindicatos mayoritarios en el movimiento. Similar a lo ocurre con las Mareas Ciudadanas o la lucha anti-austeridad, la implicación de las bases suele ser diferente a la “dirección”. La Confederación Europea de Sindicatos (ETUC-CES), por ejemplo, estaría dispuesta a apoyar un TTIP si no contiene ISDS, si se hace cumplir las normas laborales y excluye los servicios públicos. “El TTIP debe negociarse en el interés público y no en el interés de los inversores privados” dice en su posicionamiento. Pero hay cada vez mayor claridad y consenso en las campañas, tanto a nivel europeo como a nivel local, que no se trata de un acuerdo comercial que podría ser de “interés público”. Aquellas posiciones que tratan el TTIP o el “libre” comercio como si fueran textos “sagrados”, no representan la mayoría de la oposición al TTIP.
La principal central sindical de Estados Unidos, AFL-CIO, que hace dos décadas perdió su batalla contra el tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA), se opone al TTIP. Su objetivo es hacer de los dos acuerdos comerciales que Washington negocia con once países de la región pacífica (acuerdo comercial Transpacífico, TPP), y con la Unión Europea uno de los temas principales a debate en las elecciones presidenciales de 2016. Además, el sindicato rechaza frontalmente el trámite parlamentario rápido (fast track), mecanismo por el que el presidente Barack Obama puede negociar los acuerdos comerciales con otros países y luego someterlos al Congreso para su aprobación o rechazo, sin posibilidad de enmiendas. “Estos son acuerdos financieros que favorecen a Wall Street y no a los trabajadores estadounidenses. Bajarán salarios y provocarán la pérdida de empleos”, aseguró el presidente de AFL-CIO, Richard Trumka.
11. Cuestionar el modelo
Gracias al movimiento contra el TTIP se plantean preguntas en la opinión pública que han sido un tabú durante mucho tiempo: “¿Es bueno tener más comercio internacional? ¿A cambio de qué se abren los mercados y se aflojan leyes a favor del interés privado? Y, sobre todo, ¿quién decide sobre todo ello?” Aunque el poder político y económico trate de ridiculizar la protesta, diciendo que es “exageración”, “desinformación”, “antiamericanismo”, se está poniendo en cuestión el supuesto que hasta hace poco dominaba en la mayoría de los países europeos: que el “libre” comercio es “bueno” para la economía, el empleo y para la población. Gobiernos de distinto color político siempre estuvieron encantados con el “libre mercado”. Lo que muchas otras campañas y movilizaciones no consiguieron, de repente y por tratarse de unas negociaciones con EEUU, se consigue visibilizar que mientras la globalización enriqueció a una parte de la sociedad empobrecía la otra a pasos gigantes. Las galopantes desigualdades y la crisis ambiental empiezan a extender la frustración incluso a partes de la socialdemocracia, partidos conservadores, parlamentos locales y asociaciones. La gestión de la actual crisis multidimensional ha aumentado el rechazo popular al capitalismo neoliberal y una “democracia” representativa reducida a gobiernos tecnócrata-neoliberales gestionando el Estado a favor de las élites y del poder económico y financiero. Además, con la concentración de poder de las grandes corporaciones, crece el temor que la voz de la ciudadanía y parlamentos quede completamente obsoleta.
Colofón: La campaña en el Estado español
El Gobierno español del Partido Popular es uno de los actores más neoliberales y agresivos en el impulso y aplicación de las políticas desarrolladas por la Comisión Europea. Asimismo las fuerzas políticas PSOE, PNV, CiU, UpD, son claramente a favor del TTIP/CETA/TiSA. Fuertemente influenciados por las grandes corporaciones españolas, otorgan un apoyo incondicional a las negociaciones del TTIP. La oposición parlamentaria viene del grupo de la Izquierda Plural, Podemos y Equo/Compromis, así como de otras fuerzas políticas de izquierda (pero sin representación parlamentaria estatal o europea). La campaña #NOalTTIP en el Estado español está formada por más de 250 organizaciones (plataformas, sindicatos, partidos políticos, ONGs, movimientos sociales, asociaciones, asambleas 15M, etc.). La primera reunión tuvo lugar en Madrid el 15 de febrero de 2014. Y, desde entonces, se han formado nodos en diferentes territorios del Estado, como en Euskal Herria, Catalunya, Madrid, Valencia, Andalucía, Cantabria, Asturias y Castilla y León, con la participación de numerosos colectivos. Las Marchas de la Dignidad también han incorporado el rechazo al TTIP como una de sus reivindicaciones principales.
Las campañas de resistencia para derrotar al TTIP e impedir la ratificación del CETA se extenderán y se intensificarán en los próximos meses y años. Habrá diferentes oportunidades para denunciar estos tratados como una camisa de fuerza neoliberal y antidemocrático que va en contra de la voluntad popular como la expresada en las recientes elecciones griegas. Además, las elecciones municipales y autonómicas aquí serán una buena ocasión para preguntarnos: ¿Cómo afectan tratados como el TTIP al municipalismo y, en caso de cambios políticos, cómo quitarnos esta camisa de fuerza?
La única manera de derrotar al TTIP es construyendo una campaña masiva de resistencia en todos los países europeos, así como en los Estados Unidos. Esto es lo que estamos haciendo con éxito y es por eso que los impulsores del TTIP están empezando a estar asustados.
Más información:
http://noalttip.blogspot.com.es/
http://www.stopcorporateimpunity.org/
http://www.s2bnetwork.org
http://www.enlazandoalternativas.org
http://www.aepf.info/