Los puentes del Aljarafe y el paso de los años.

Una reflexión y una propuesta de la Asociación en Defensa del Territorio del Aljarafe.

En el Estado de Iowa (EEUU de Norteamérica) hay un condado llamado Madison. En él existen unos puentes famosos. Sólo quedan 9 de los 16 que fueron construidos en la segunda mitad del siglo XIX. Tienen la peculiaridad de ser puentes cubiertos, y son protagonistas en la novela de Robert James Waller y en la película de Clint Eastwood tituladas “Los puentes de Madison”.

Parece que se diseñaron así para poder combatir algunas de las contrastadas condiciones climáticas (fuerte calor en verano e intensa lluvia en invierno) de aquel territorio. Aunque también hay quién dice que fue debido a que la parte más cara de construir y de mantener era la estructura y el suelo del puente, por lo que se decidió cubrirlos para conservarlos mejor, ya que los laterales y el techo  eran más fáciles de conservar.

Han sido restaurados a finales del siglo XX, (varios cientos de miles de dólares en cada caso) y son señas de identidad de la comarca.

Uno de los famosos puentes del Condado de Madison

En la Comunidad Autónoma de Andalucía (Estado de España), el Aljarafe es una comarca en la que se da la peculiaridad de disponer en su interior de un curso fluvial completo desde el nacimiento hasta la desembocadura: el arroyo Riopudio.

A lo largo de sus aproximadamente 22 km se está llevando a cabo un proyecto de restauración ambiental con el que se pretende recuperar un espacio fluvial que había llegado a estar enormemente degradado. Sobre él hay 20 puentes que, al contrario que los de Madison resultan poco vistosos, –salvo, si acaso, la excepción del llamado “Puente Romano”-.

 

Puente “Romano” del Cordel de Triana Villamanrique sobre el Riopudio

 

Todos ellos están construidos de similar manera: pensando en que los coches pasen por arriba sin distracción con el “inconveniente” del canal de agua al que hay que dejar pasar por un tubo por debajo. Y por si esto no fuera poco nos tememos que los puentes de la SE-40 tampoco resulten “generosos”.

Podemos simplificar diciendo que están hechos sin darse cuenta de que lo que pasa bajo ellos es mucho más que un simple canal de agua: es un ecosistema fluvial y un componente territorial básico de la comarca. Son puentes tan poco visibles que mucha gente los cruza a diario sin ser consciente de estar cruzando un puente sobre el arroyo de la comarca.

Tratar así a los cursos fluviales es en el fondo una manera poco digna de tratarnos a nosotros mismos como habitantes de este territorio.

Dos de ellos no han podido resistir los aumentos de caudal de este invierno, lo que implica obras de emergencia para recuperar la conectividad para el tráfico, y futuras obras de reconstrucción. Otros arroyos circulan, total o parcialmente por la comarca, y también tienen puentes.

Resulta impensable que puedan ser señas de identidad del Aljarafe, referente de una novela o localización atractiva para reportajes fotográficos o escenas cinematográficas. A comienzos del siglo XXI se plantea la necesidad de restaurarlos, al menos los que se han derrumbado. Habrá que gastar cientos de miles de euros en cada caso, y es una oportunidad magnífica para no repetir errores, añadiendo valor, además de posponer riesgos. Es una buena oportunidad para hacer unos puentes que hagan visibles los arroyos que hay bajo ellos; faciliten el natural fluir de aguas y procesos ecológicos; y contribuyan al uso y disfrute ciudadano de algo que es de todos: el dominio público hidraulico.

Suele ocurrir que el paso de los años selecciona las cosas singulares y las obras bien hechas, relegando lo vulgar y lo hecho con estrechez de miras. Los periodos de sequía alternados con periodos de lluvias importantes, tan característicos de nuestro clima mediterráneo, actúan de similar manera. En las próximas décadas se repetirán episodios de sequía y de lluvias intensas, haciendo que actúe esta selección: los puentes bien hechos serán incorporados al paisaje cotidiano, pudiendo llegar incluso a ser señas de identidad comarcal. Los que se reconstruyan como ahora son, simples y mínimas alcantarillas, no aportarán estos valores intangibles a la sociedad y serán de nuevo destruidos por las siguientes crecidas del arroyo cuando se repitan periodos lluviosos como los que ahora estamos pasando. Los que se reconstruyan teniendo en cuenta todas las funcionalidades, perdurarán. Formarán parte del paisaje cotidiano y de las señas de identidad de esta comarca tan maltratada en estos dos aspectos en las últimas décadas.

¿Qué requisitos deberían cumplir los nuevos puentes?


Permitir el tránsito, seguro y agradable, de peatones y ciclistas.
Contar con espacio suficiente para parar el vehículo a ambos lados.
Facilitar el acceso peatonal al espacio fluvial.
Disponer de sitio para poder estar parado, contemplando el paisaje desde arriba.
Dejar lo más diáfano posible el espacio fluvial de abajo: cauce, riveras y sendas peatonales.
Evitar, en lo posible, interferencias paisajísticas para las personas que recorran la ribera.
Informar al transeúnte con señalización generosa (localización, información, interpretación…).
Resistir bien los contrastes del clima mediterráneo.
Relacionarse de forma creativa con el paisaje circundante, incluyendo el paisaje cultural.

Desde la Asociación en Defensa del Territorio del Aljarafe llamamos a las autoridades públicas implicadas a que pongan en marcha un programa de reconstrucción de los puentes del Aljarafe teniendo en cuenta los requisitos apuntados. Y para que esta llamada tenga más eco animamos a los habitantes de la comarca a unirse a esta reflexión y a esta propuesta.

El programa podría empezar por el Riopudio, aprovechando las obras de restauración ambiental, continuando luego con los restantes. Podría ser un proceso de varios años en el que participase la ciudadanía de la comarca.

Vista panorámica del arroyo Riopudio, con sus afluentes y todos los puentes

La primera intervención podría ser en la cabecera del arroyo Porzuna, en Mairena del Aljarafe, evitando que la plataforma de conexión de metro, tranvía y autobuses se construya relegando al arroyo a “las cloacas” soterrándolo.

Resulta paradójico que la conectividad para los movimientos de personas y mercancías se resuelva una vez más en contra de la conectividad de procesos ecológicos y factores ambientales allí existentes.

El proyecto de Ferrocarriles de Andalucía está planteado de esta manera, pero confiamos en poder reconducirlo, no sólo por la desconsideración que significa expulsar al habitante más antiguo del lugar: el arroyo, sino por el gran empobrecimiento que significará para ese espacio público su ausencia.

En ADTA queremos creer que es posible y animamos a la ciudadanía a que apoye a sus representantes municipales y autonómicos para que impulsen con mayor respaldo este programa de reconstrucción de puentes.

Y, por si ayuda en algo, andamos imaginando que dentro de diez o quince años, el próximo periodo torrencial, los puentes del Aljarafe no sólo no serán motivo de riesgo, preocupación o costes inesperados, sino que ya habrán dado motivo a reportajes fotográficos, alguna escena cinematográfica, y , quien sabe, a alguna historia de amor.

Aljarafe, mayo de 2010.


Ver tambien en esta misma web:

El puente sobre el rio Pudio de la carretera Palomares-Almensilla, se derrumba

Nuevos puentes