Torre Cajasol: ¿Qué es lo que celebran?

 

 

JOSÉ GARCÍA-TAPIAL Y LEÓN, arquitecto.


Ha llamado poderosamente la atención la entusiasta y extensa nota de prensa que nuestro Ayuntamiento se ha apresurado a difundir durante la celebración de la 34 Reunión de la Comisión de Patrimonio Mundial de la Unesco, celebrada en Brasilia los primeros días de agosto. Tan amplia y triunfalista era la defensa del rascacielos que podría pensarse, al relacionarla además con otras actuaciones municipales, que el Ayuntamiento fuera su principal promotor e impulsor, lo que tal vez se ajuste bastante a la realidad. Detengámonos un poco en los posibles motivos de tan festiva celebración municipal.


El primer motivo podría ser por el alivio que le ha producido a sus promotores que la Unesco no nos haya incluido aún en la temida lista de Patrimonio en Peligro. Quien temiera que esta decisión se produjera ya, y tras un solo informe un tanto ambiguo, demuestra conocer poco la mecánica de funcionamiento de los comités de la Unesco. Ésta, como organismo dependiente de las Naciones Unidas, actúa de modo muy diplomático y respetuoso con las decisiones de los estados miembros. Antes de adoptar una decisión drástica de ese tipo, suele recabar sucesivos informes sobre los diversos aspectos del problema, formulando numerosos llamamientos y advertencias al estado miembro y sólo cuando éstos hayan sido desatendidos y, sobre todo, tras haberse materializado la supuesta agresión, se adoptaría una resolución negativa. Todo indica que nos encontraríamos en el inicio del proceso. Tal fue el procedimiento seguido en el caso de Dresde, que tardó cuatro años en resolverse para ser, finalmente, descalificada.


En este sentido no debe resultar tranquilizador para los promotores, sino todo lo contrario, la petición de un nuevo informe sobre un entorno más amplio que el actualmente considerado, pues demuestra que el expediente sigue vivo y a la espera de reunir nuevos argumentos para una decisión más fundamentada. Además cuanto mayor sea el ámbito considerado y más se acerque éste a la lámina de agua, más evidente será el impacto negativo de la torre. Esperemos que para la comisión de expertos que lo elabore no se designe por parte del Ayuntamiento a un técnico vinculado desde sus inicios a la promotora de Puerto Triana, como sucedió en la anterior comisión.


Tampoco el que se reconozca el Valor Universal Excepcional (VUE) del conjunto formado por Catedral, Alcázar y Archivo de Indias debe alegrarles, pues a mayor catalogación, mayor celo y rigor en su protección. Lo mismo puede decirse de la solicitada ampliación del espacio declarado Patrimonio de la Humanidad incluyendo, entre otros, el Puerto de Indias, uno de los lugares donde más brutalmente se percibe el desmesurado impacto del rascacielos. En cuanto a la exigida delimitación de una denominada “Zona de Amortiguamiento” para mejor proteger los Bienes declarados, en sustitución de los raquíticos 50 metros de la normativa actual poco les va a favorecer porque ¿alguien duda que, cuando se definan las zonas de protección del Monasterio de Santa María de las Cuevas, de la lámina de agua o del barrio de Triana, la parcela de la Torre no va a estar afectada por alguna de ellas o, más posiblemente, por la tres? Tal parece que la Unesco quiere mejor fundamentar y cargarse de argumentos para luego decidir y no precisamente en el sentido que desearían sus promotores.


Por otra parte echamos en falta en la nota municipal dos circunstancias acaecidas en Brasilia y no reflejadas en la misma: Que el Comité lamentó que el Estado Miembro no hubiera detenido los trabajos de construcción de la torre, y que los representantes del Gobierno Central no se mostraron especialmente entusiastas con la postura de nuestros munícipes.

¿Qué celebra entonces el Ayuntamiento? La Unesco no ha aprobado nada: al contrario lamenta que no se haya parado la obra y pide más información y más protección. Tal vez la alegría se deba a que, una vez cumplido este primer trámite, la próxima reunión del Comité no sea hasta Junio de 2011, y que sea una nueva Corporación la que tenga que administrar otra herencia envenenada.